En la tranquila y desolada residencia del embajador argentino en Caracas, los días transcurren sin las habituales actividades diplomáticas y los sonidos característicos de la época navideña. El único ruido que rompe el silencio es el movimiento ocasional de un pequeño generador diésel, que los refugiados políticos en el lugar encienden dos veces al día para cargar sus teléfonos. Más allá de eso, la villa permanece inmóvil, como una prisión de gran tamaño habitada por un puñado de personas.
En lugar de diplomáticos, el complejo alberga a cinco miembros del equipo del líder opositor venezolano María Corina Machadopersonas buscan asilo político en marzo. Desde entonces, ha permanecido allí bajo custodia diplomática mientras enfrenta un creciente asilo y lo que describen como “tortura psicológica” a manos de las fuerzas de seguridad venezolanas.
Una vigilancia constante de cintura baja.
el jardín de infantes Omar Gonzálezdesde hace 74 años, denunció en una rueda de prensa virtual que la presión sobre ellos se ha intensificado en las últimas semanas. «Estamos bajo vigilancia constante, monitoreados por drones y tiradores. Nadie puede visitarnos sin autorización y el daño psicológico y espiritual que enfrentamos es inmenso”, afirmó.
La residencia, que ahora es la custodia diplomática inferior de Brasil, tras la expulsión de los diplomáticos argentinos, ha sido socavada por puntos de control de las fuerzas de seguridad venezolanas. Aunque las autoridades no ingresaron al edificio, la búsqueda se prolongó en el tiempo. Según el grupo, la presión alcanzó un nuevo nivel cuando, el 26 de noviembre, la empresa estatal de energía cortó el consumo de electricidad en el edificio. Desde entonces, el generador diésel ha sido su única fuente de energía, limitada a unas pocas horas al día.
El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, Luis AlmagroRecientemente se publicó una foto de un presunto francotirador custodiando la residencia desde un árbol registrado, lo que ilustra el grado de control que ejerce el gobierno de Nicolás Maduro sobre el lugar.
Los refugiados: activistas bajo amenaza
El grupo de silados, integrado por activistas y colaboradores de Machado, asegura que su «único crimen» ha sido luchar por una Venezuela libre. Entre ellos, Omar González, Magalli Meda, Pedro Urruchurtu Sí claudia macero compartió detalles sobre las duras condiciones encontradas dentro de la residencia.
«La electricidad es nuestro mayor problema. No podemos subir a cargar nuestros teléfonos ni usar el baño cuando el generador no está funcionando”, explicó Meda, quien también señaló que el suministro de agua depende de un pequeño tanque que sólo puede bombear cuando el generador está encendido.
Para superar el Islam, Meda, un diseñador profesional, recibió consejos de pintura. Sus obras reflejan su estado emocional, con imágenes de caballos salvando, jugadores con las fauces abiertas y un pequeño trozo de una oveja con la palabra “horizonte” escrita debajo. “Este desastre se ha convertido en una prisión”, afirmó.
Por su parte, Pedro Urruchurtu, asesor de relaciones internacionales de Machado, pretende mantener su rutina corriendo 8.000 pasos diarios en el patio delantero. Sin embargo, admito que el voltaje y el aislamiento superaron la factura. «Cada día es más difícil. No estamos aquí reunidos como si fuera una celebración; Fall one frente esto a su manera», comentó.
Un contexto de persecución política
El grupo opositor se refugió en la residencia argentina durante las elecciones presidenciales de julio, donde el gobierno de Maduro se proclamó ganador. La oposición, encabezada por Edmundo González, publicó documentos electorales que, tras ellos, acreditaron su victoria. Los observadores independientes exigen resultados oficiales, pero Maduro mantiene el control y se prepara para iniciar un nuevo mandato el 10 de enero.
Desde las elecciones, la represión contra los opositores ha sido implacable. Miles de activistas fueron arrestados y el equipo de María Corina Machado fue acusado de actividades terroristas y traición. Si bien el gobierno venezolano no cree que la residencia esté bloqueada, también ha declarado que los solicitantes de asilo “terminarán tras las rejas”.
Fernando Martínez MottolaUno de los seis silados iniciales, abandonó la residencia de los últimos jugadores. Tras una comunicación del Fiscal General de Venezuela, Martínez se declaró “voluntariamente” contrario a las acusaciones y aceptó colaborar con las autoridades. No está claro en qué condiciones abandonaron su residencia, ni si otros refugiados podrán seguir el mismo camino sin ser arrestados.
Aislamiento y resistencia
El aislamiento dentro de la residencia es total. Sin electricidad constante y con recursos limitados, los aislados viven días monótonos que parecen interminables. “Es como si el tiempo se hubiera detenido”, dijo Urruchurtu, quien celebró su cumpleaños en octubre con una videollamada a su familia.
Claudia Macero, portavoz de Machado, admitió que ahí se duerme. «A veces me distraigo y ni siquiera recuerdo qué día de la semana es, porque todos sienten lo mismo», comentó. Sin embargo, el grupo se compromete a mantener la esperanza, trabajar de forma remota tanto como sea posible para el movimiento de oposición y ayudar a las familias de otros activistas detenidos.
Un llamado internacional a la acción
El grupo ha pedido repetidamente a otros países y organizaciones internacionales que intervengan para garantizar su seguridad. Aunque Argentina dejó el asilo en marzo, salir de Venezuela sin ser arrestado parece imposible en las circunstancias actuales.
Según el derecho internacional, los ciudadanos que han recibido asilo político deben poder salir de su país de origen sin sufrir represalias. Sin embargo, en este caso la situación se complica debido al control que ejerce el gobierno venezolano.
Magalli Meda expresó su frustración con las instituciones internacionales, que han sido acusadas de ser ineficaces. «Deberíamos hacer más para ayudarnos, pero acabamos siendo lentos y burocráticos», afirmó.
Un futuro incierto
A medida que el grupo entra en su décimo mes de residencia, el futuro sigue siendo incierto. La falta de electricidad, agua corriente y alimentos suficientes son interrogantes sobre cuánto tiempo podrían durar en estas condiciones.
Para la noche, los silados están calentados, ya que el retraso en Caracas comienza a las 6 de la tarde y, sin luz eléctrica, depende de las velas y los interiores. A pesar de todo, intenta mantener el ánimo. «Mantener una rutina es clave, como aprendimos durante la pandemia. Dividir el tiempo entre trabajo y trabajo esencial para no perder fuerzas”, afirmó Urruchurtu.
Para ellos, la residencia es ahora más un refugio que una prisión. Sin embargo, su determinación de hacer que las empresas respeten sus ideales y su lucha por una Venezuela libre no han disminuido. Al relacionarse con la Navidad, enfrenten la amarga realidad de pasar este tiempo hasta hace poco con sus familias y en condiciones de extremo aislamiento.
El caso de los aislados en la residencia del embajador argentino no sólo refleja la crisis política en Venezuela, sino también los desafíos del asilo político en contextos de represión. Si bien hay esperanza de una solución, su historia es un registro de la lucha persistente por los derechos humanos y la libertad en medio de la adversidad.